La situación económica de México
empeoró después de la guerra de Reforma.
El campo y la minería estaban abandonados, el comercio interior y
exterior había decaído, y no se recibían suficientes impuestos. Por todo esto, el gobierno no tenía dinero
para cubrir sus gastos e invertir en la mejora de caminos y puertos. Además, debido a las constantes luchas, el
ejército había crecido y los gastos para mantenerlo eran enormes. Así, una de las medidas que adoptaron los
diferentes gobiernos desde la Independencia fue recurrir a préstamos, que
incrementaron la deuda externa del país debido a los intereses tan elevados.
Ante la falta de recursos, Juárez
decidió suspender el pago de la deuda que se tenía con Inglaterra, Francia y
España, aunque prometió volver a pagar en cuanto fuera posible. En respuesta, estos países bloquearon los
puertos del Golfo de México para afectar el intercambio comercial y exigir la
liquidación de su deuda.
Juárez negoció con España e
Inglaterra el retiro de sus ejércitos, con la promesa de que reiniciará el pago
de la deuda en cuanto la situación del país lo permitiera. Sin embargo, Francia no aceptó e inició la
intervención militar.
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